Uno de los rasgos de nuestra personalidad, es el desarrollo de nuestra identidad sexual. Los problemas de la identidad de género o de la conducta sexual, pueden convertir al menor que los padece, en una persona triste y aislada, y vulnerable al entorno.
Ayudar a que esta identidad se establezca acorde a los deseos de cada individuo, permitirá un desarrollo psicológico sano, evitando las patologías asociadas a estos trastornos(depresión, ansiedad…).
El acompañamiento terapéutico del menor y la intervención con la familia, garantizan el camino hacia el establecimiento de la identidad buscada.